«Tápate un poco, anda»

Nombre una sola «locura» que haya cometido en su juventud. Y no estoy hablando de acciones totalmente irracionales, de las que hoy en día pueda arrepentirse, sino de cualquier cosa que actualmente no se atrevería a hacer sin pensárselo dos o tres veces. Seguro que se le ocurre más de una: Hacer autoestop, empatar dos noches de fiesta sin pasar por casa,  viajar sólo con una mochila, quitarse la camiseta en una capilla… Ahora dígame cuál de todos estos actos espontáneos, en los que no ha resultado dañada ninguna otra persona ni propiedad, puede llegar a tener consecuencias judiciales.

Ayer, la portavoz del ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, se enfrentó a un juicio por una protesta pacífica en la que participó hace cinco años en la Universidad Complutense de Madrid en la que se quitó la camiseta dentro de una capilla católica. El objetivo de esta protesta era llamar la atención sobre la necesidad de una universidad pública laica, algo que parece tan básico como irreal en la España actual. Entre las declaraciones de Maestre que se han podido leer en los medios me llama la atención una de las que más titulares ha acaparado:  “Un torso desnudo no es un gesto ofensivo”.

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Pobre Rita Maestre. Quizás nadie le avisó que vivimos en una sociedad en la que el pecho femenino, incluso si está cubierto por un sujetador, sólo es válido en cuanto sirva para aumentar el placer del sexo opuesto. Incluso los anuncios de lencería, dirigidos a mujeres, tienen siempre ese toque intencional de hacerte ver que ése es el sostén que necesitas para que tu hombre se sienta atraído por ti esta noche.  Mientras Maestre se quitaba la camiseta en un acto reivindicativo, los quioscos cercanos a la facultad estaban llenos de revistas con desnudos femeninos, los taxis circulaban con publicidad de casas de citas y la publicidad que cubría los andenes del metro ofrecía los servicios de una clínica especializada en aumento de pecho. ¿Cómo se te ocurrió, Rita? ¿No te habías dado cuenta de que tu torso desnudo es una ofensa (y el mío, y el suyo, y el de más allá) siempre que no sirva para que algún hombre le dedique una media sonrisa y un gesto con la ceja?

Fíjate cómo son las cosas, que Instagram ha llegado a censurar la sombra de un pecho, la más mínima insinuación de que debajo de la camiseta tenemos algo de lo que no nos avergonzamos. Fuera los desnudos artísticos y las fotos en topless en la playa. Pero sólo para nosotras, claro. Parece ser que un pezón masculino es mucho menos ofensivo.

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No sé si frecuentas las ciudades costeras que tienen cierta afluencia turística, Rita, pero cada verano hay un espectacular desfile de hombres sin camiseta por las calles cercanas a las playas y los hoteles. Sin embargo, todavía me queda por ver una mujer que se sienta en la libertad de poder pasear por la calle sin tener que cubrirse los pezones. También tengo pendiente vivir la experiencia de ir a la playa, ver a una mujer sin la parte de arriba del sujetador, y no escuchar comentarios denigrantes. Desde el clásico «mira qué melones» , pasando por «cómo no le da vergüenza, a su edad» hasta un «tápate un poco» pronunciado con un poco más de volumen de lo normal. Y la cuestión no es que nuestro pecho sea más protuberante que el de ellos, porque he visto cada cosa… Seguro que tú también. Y veo que tú tampoco entiendes qué tiene de ofensivo un sujetador, unos hombros descubiertos o el ombligo al aire… Será cuestión de ir a rezar a la universidad (con la camiseta puesta) a ver si nos iluminamos.

 

Je suis Rita

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